Honduras, julio 2025. _ Se sabe poco sobre las causas del cáncer de ovario, y, por el momento, no existe una forma de detectarlo en etapas tempranas. Aproximadamente el 75% de las veces, cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer de ovario, ya ha progresado a estadio 3 o 4, lo que significa que la enfermedad se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Médicos, investigadores y pacientes de Mayo Clinic habían estado trabajando juntos para comprender mejor esta devastadora enfermedad, cuando una paciente de 22 años, portadora de dos enfermedades genéticas raras que aumentan drásticamente el riesgo de cáncer a lo largo de la vida, buscó atención en Mayo Clinic. La paciente presenta una mutación hereditaria en el gen BRCA2, uno de los responsables del síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario (CMOH), y una mutación hereditaria en el gen TP53, causante del síndrome de Li-Fraumeni.
En Mayo Clinic, se le diagnosticaron cáncer de mama. Las pruebas por imagen también revelaron la presencia de un quiste ovárico. Aunque el quiste resultó ser benigno, la paciente decidió someterse a una mastectomía y una histerectomía con la extirpación de los ovarios y las trompas uterinas, procedimiento conocido como salpingooforectomía bilateral, debido al alto riesgo de padecer cáncer. Tras una análisis más detallada, su médica de Mayo Clinic y el equipo de investigación detectaron cambios tempranos y ocultos en las células que recubren sus trompas uterinas, revelando señales que podrían apuntar a los primeros signos del cáncer de ovario antes de que aparezcan síntomas o lesiones visibles

«Nuestro equipo vislumbró un fenómeno poco común y revelador en la biología epitelial, descubierto a través de las células de una joven paciente con condiciones genéticas de altísimo riesgo. Utilizando tecnologías avanzadas de célula única, rastreamos cómo sus células epiteliales se alteraban durante el desarrollo de formas que indicaban un alto riesgo de padecer un cáncer de ovario letal. Esta información podría allanar el camino hacia futuras estrategias para detectar la enfermedad en sus etapas más tempranas y precancerosas, cuando aún es posible prevenirla,» afirma el Ph. D. Nagarajan Kannan, director del Laboratorio de Biología del Cáncer y Células Madre de Mayo Clinic y coautor principal del estudio publicado en JCO Precision Oncology.
La doctora Jamie Bakkum-Gamez, ginecóloga oncóloga de la paciente en Mayo Clinic, afirma que está decidida a encontrar una forma de detectar de manera temprana el cáncer de ovario para poder salvar más vidas. «Sabemos que la forma más agresiva y común de cáncer de ovario suele comenzar, de hecho, en las trompas uterinas. Sin embargo, aún no se sabe por qué ocurre en esta región ni cómo se inicia. Comprender cómo comienza y se desarrolla el cáncer de ovario no solo podría conducir al desarrollo de herramientas de cribado más temprano, sino también a estrategias de reducción del riesgo más personalizadas y a una mejor orientación sobre el momento oportuno para cirugías preventivas y planificación de la fertilidad”.

Juntos, el Dr. Kannan y la Dra. Bakkum-Gamez han creado un biobanco vivo de trompas uterinas en Mayo Clinic. Las células y tejidos donados por los pacientes ayudan a los científicos a estudiar — célula por célula — cómo comienza el cáncer de ovario directamente en tejido humano. A partir de las muestras de los pacientes, se pueden cultivar organoides, es decir, pequeñas versiones de las trompas uterinas. El biobanco incluye organoides de pacientes con un riesgo medio a alto de cáncer de ovario y está especializado en mutaciones cancerígenas hereditarias, como, por ejemplo, las asociadas al CMOH y al síndrome de Li-Fraumeni.
«El origen celular preciso del cáncer de ovario sigue siendo una de las grandes preguntas sin respuesta en la prevención del cáncer — lo que limita nuestra capacidad para intervenir a tiempo y salvar vidas. Este trabajo sienta las bases para una nueva era de detección temprana y prevención de precisión del cáncer de ovario, especialmente para pacientes con riesgo hereditario, como las mutaciones del gen BRCA,» afirma el Dr. Kannan

Una trompa uterina sana está compuesta por dos tipos principales de células epiteliales: células multiciliadas, que tienen cientos de cilios o apéndices similares a vellos que ayudan a mover el óvulo fecundado a través de la trompa, y células secretoras, que producen fluidos para nutrir y proteger el embrión en desarrollo. Pero en las células recogidas de la trompa uterina de la paciente con CMOH y el síndrome de Li-Fraumeni, los científicos observaron algo que nunca habían visto antes. En lugar de los dos tipos de células epiteliales habituales, las células secretoras superaban ampliamente en número a las células multiciliadas a lo largo de toda la trompa. También descubrieron que las células secretoras estaban impulsando una inflamación crónica — un factor conocido en el desarrollo del cáncer.
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